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sábado, 14 de abril de 2012

Ha vuelto el Maestro

      Nací y crecí en un barrio obrero. Un barrio donde los hermanos llevaban ordinales en los nombres. I, II, III. Como generaciones de pelotaris vascos, la gran salida de mi barrio era por la pequeña puerta del gimnasio, el Hércules. Todos los chicos malos del barrio se juntaban en sus proximidades para poder entrar a pillar un puesto de sparring por 15 pesetas el moratón. Yo perdí la nariz a los 13. Todo un récord. 

También tengo el triste récord de ser el primero de mi barrio en ganar una beca de estudios y largarme. Más tarde, a los que no se llevó la cirrosis se los llevó la sobredosis como diría el gran Sabina que también es amante del boxeo.  A mi me gusta, mi padre lo odiaba. Era un deporte de muertos de hambre, de tiraos, de carne de Legión. Mi padre no había hecho la mili. Yo acabé en la Academia de Infantería e hice la mía y la suya. Y también fui carne de Legión, y de Regulares. Y me seguía gustando el boxeo. En mis tiempos de Madrid solía apostar en el Campo del Gas los viernes por la noche.
       Mi padre seguía odiando el boxeo, él pensaba que había que tener un futuro en la vida y que trabajar en un banco era lo mejor. Trabajo fijo y estable para toda la vida y dejarse de tonterías de empresas y lios de esos que sólo traen miserias al país.  Paradójicamente a mi padre le encanta Manolo Alcántara, el viejo maestro ha vuelto a escribir. A mi padre le debo el empezar los periódicos por la contraportada, me acostumbré a leer a Don Manuel lo primero. Hoy día me vanaglorio de que mi hija haga lo mismo que su abuelo por infusión de su padre. Por fin vuelvo a hacerlo. Mi padre sigue odiando el boxeo, Don Manuel y yo seguimos amándolo. 
      No debe ser tan malo lo del boxeo, cuando Don Manuel le ha dedicado tanto tiempo como al dry Martini y Agustín Rivera se doctoró hablando de los gustos pugilísticos de Don Manuel. Definitivamente, y como dijo Pedro Carrasco, el boxeo es un deporte y el canibalismo gastronomía deportiva, o algo parecido, podemos decir que segundos fuera, apartense del ring que ha subido el Tigre de la Caleta pluma en mano a repartir opercuts a diestros y siniestros. Ha vuelto don Manuel, Alcántara por parte de padre, a seguir deleitándonos con sus palabras, su juego de piernas y sus guantes forrados de felpa. Aunque como él dice no aguante el soez artilugio llamado andador. Espero que pronto suba los peldaños de dos en dos. O que no suba, don Manuel puede hacer lo que le dé la gana, no tiene nada que demostrar, si quiere escribir que escriba, si no escribe que vuelvan a poner un artículo de otro día ( me niego a llamar antiguo a un artículo de don Manuel) cambienle la fecha y seguirá siendo válido. Manuel Alcántara escribe para la eternidad y es ya inmortal, y espero como dice Teododoro León que sea inmorible.

     Un saludo maestro

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