Cuentan
en mi pueblo que un bruto labriego de la noche a la mañana con la venta de unas
tierras se convirtió en lo que llaman “un nuevo rico”. Trasladó su residencia a
la ciudad y, un día, el menor de sus hijos jugando en la calle dio un traspié y
se rompió una pierna. Llamaron al médico y éste después de observar al paciente
concluyó: Hay que ponerle escayola. A lo que el rico bruto contestó: De
escayola nada, ¡Mármol y del mejor! ¡Que se note que haiga!
Algo
parecido ha ocurrido con el programa Escuela 2.0. Un proyecto ambicioso,
bonito, creativo, duradero, educativo, pero que solo se ha quedado en eso, un
proyecto. ¡Que se note que haiga! El programa se ha basado en un ordenador a
cada niño. Una entrega rimbombante con asistencia de padres, directivos,
comisarios políticos y mucha parafernalia gubernamental y de la
administración. “Todo para el pueblo
pero sin el pueblo” rezaba la máxima del Despotismo
Ilustrado, en este caso que se vea que hacemos cosas y de paso que todo el
mundo siga votándonos que somos los mejores.
¿De qué
le sirve a un Bosquimano que una ONG
bienintencionada se apiade de él y le regale una televisión en color? Pues lo
mismo, de qué sirven tantos ordenadores,
tantos millones gastados en “Nuevas Tecnologías” si los primeros que tienen que
usarlas ni saben ni quieren usarlas. Y
los encargados de encauzar esas enseñanzas no han recibido jamás una formación
mínima en esas nuevas tecnologías.
De todo
el conjunto del plan escuela 2.0 solo se salvan las Pizarras Digitales, ya que
han llamado la atención de los profesores y, algunos, se han dado cuenta de su
potencial. Y a costa de su propio tiempo
y esfuerzo han aprendido a usarlas y crear contenidos válidos, eficaces y
formativos y, a su vez, intercambiarlos con otros maestros interesados en el
tema. Siempre a través de webs semi privadas, promovidas por las editoriales o
los fabricantes de PDI’s
El
problema está en “repartir” ordenadores como papeletas de voto. En que se han
entregado primero los ordenadores a los niños y luego, si sobraba alguno a los
profesores. Se han puesto pizarras
digitales “de mármol” en lugar de eficaces.
No se ha formado a los profesores.
No se ha hecho un programa piloto previo con evaluación de
resultado. Es lo que pasa cuando se
mezcla educación con política o aleccionamiento. Que no sabemos si nos gobierna
Fidel Castro, Obiang Ngema, Stalin, Zapatero o Rajoy, gracias gran padrecito blanco, qué buenos son
los padres agustinos, qué buenos son que nos llevan de excursión.
Esos
profesores mirando a los miniordenadores (los que funcionaban) como verdaderos
enemigos en su clase. Sin hacerle caso ningún niño. Conectados al Tuenti,
jugando en línea o bajando música o películas. Y el profesor intentando hacer
un ejercicio en la pizarra digital. Odian esas nuevas tecnologías porque nadie
se ha preocupado de formarles. Ni siquiera desde la Facultad de Ciencias de la
Educación, donde se lleva hablando de TIC años.
Esos profesores que tampoco han recibido una formación de cómo utilizar
la pizarra digital. Un curso sencillo, pero que necesita sus horas. ¿Por qué?
Ellos se fueron en Julio de vacaciones y cuando volvieron en Septiembre se
encontraron en sus clases una pizarra blanca que proyecta algo. Algo que no
saben manejar ni por supuesto querían ni habían pedido. Nadie les había hecho
partícipes de un plan de Centro, un plan curricular donde incluir el uso de las
TIC. Venía impuesto desde arriba, hay que darles ordenadores a los niños, y mochilas,
y que se los lleven a casa para que toda su familia y posibles votantes los
vieran. En Andalucía, Valencia, Cataluña, País Vasco o donde fuese. (Algunos
tuvieron que pagar parte del coste los propios padres) El objetivo era un niño
un ordenador. Alfabetización digital “a lo bestia” ¡Mármol y del mejor!
Cueste lo que cueste, que se note que
haiga.
En
Andalucía el concurso para dotar de equipamiento digital a las aulas del
programa Escuela 2.0 incluía en el pliego de condiciones particulares, no ya la
instalación y calibración de las PDI sino un curso de formación al profesorado
dentro del precio de licitación. Por
personal certificado y cualificado. Llegó septiembre, los profesores se
encontraron el “mamotreto” en un lateral de la clase (tengo los planos tipo de
instalación y van en el centro del aula, con las pizarras clásicas a los lados
para que fuese visible desde cualquier ángulo del aula) del cual alguno conocía
su nombre, Pizarra Digital, otros su uso Pizarra Digital Interactiva y otros
las llamaban Pizarras eléctricas. De vez
en cuando enviaban a algún profesor al CEP a un curso de formación de PDI y
éste a su vez informaba a sus compañeros.
Una o dos pizarras por centro, 5º y 6º de primaria, luego 1º y 2º de
ESO. Y miniordenadores para todos.
Juerga! Juerga!
Menos
mal que algunos entusiastas crean contenidos, los comparten, los usan. Otros
colegios, y ahora viene la parte demagógica,
en su mayoría privados o concertados si han sabido ver más allá del mármol y
han optado por informatizar todos los cursos ¿Cómo? Con soluciones más baratas
y asequibles, incluyendo formación a los profesores y dejando un poco de lado
el uso de los ordenadores de los niños hasta que han podido implementar y
consensuar un plan de Centro viable y realmente formativo.
No hay
ningún estudio serio que concluya que el uso de ordenadores en las aulas mejore
el rendimiento de los alumnos si no pasa antes por la formación informática de
los profesores. Es decir desde la Facultad de Ciencias de la Educación.
Hoy nos
encontramos con que el nuevo equipo del ministerio de Educación ha decidido
suspender el reparto de ordenadores
(léase programa Escuela 2.0) después de ver que los más de 300 millones de
euros gastados por el anterior gobierno sin plan educativo solo tenían como
objetivo entregar un ordenador a cada niño. Cuánto amiguete beneficiado.
Por
cierto, un caso curioso, la Comunidad de Madrid quería hacerlo mejor: empezar
poniendo pizarras digitales en los colegios, formar a los profesores y luego
los ordenadores a los niños. El Gobierno
no lo financió porque no era ese el objetivo, el objetivo era dotar a los niños
de ordenadores. Como aquí en nuestra
Andalucía querida donde se atiborraron las aulas de ordenadores fabricados en
empresas “andaluzas” de la “Andalucía imparable” que quebraban al poco tiempo
dejando sin mantenimiento y enmarronados los colegios.
En fin,
para qué seguir, empezamos la casa por el tejado y al final el solar se lo
queda el banco. No hay para pagarlo. El problema es que luego los que lo pagan
son nuestros hijos.
Un
saludo a todos y que el Ministro nos coja confesados.
Me vas a disculpar pero creo que tienes el enfoque quizás mal planteado. Dices que para qué le sirve a un bosquimano un televisor y ese es precisamente el problema, no que los profesores no estén formados en las tecnologías, si no que los niños no necesitan ordenadores a esas edades. Para qué le vas a enseñar a utilizar un ordenador si no saben escribir bien, no saben comprender lo que leen, no saben memorizar, no saben estructurar, no son capaces de asimilar conceptos e interrelacionarlos? Tu ya sabes que precisamente yo soy una persona que usa mucho las nuevas tecnologías, pero creo que se está pasando de no hacerles ni caso a tomarlas como base para todo. Se está construyendo la casa por el tejado y dando una tecnología cuando no se les ha cimentado bien la educación básica que necesitan. Que primero les enseñen lo que les tienen que enseñar, y que luego pongan aulas de informática donde les den clases de informática para aprender a plasmar esos conocimientos con tecnología. Siempre he pensado que era absurdo y un tremendo malgasto de dinero el darles ordenadores portátiles a todos los alumnos.
ResponderEliminarAunque no suelo estar completamente de acuerdo con Juanjo, ésta vez creo que ha dado en el clavo.
ResponderEliminarEl proyecto de Aula 2.0 originario, el de la Junta de Extremadura de hace más de diez años, era una maravilla por lo imaginativo, tirando de ordenadores a precios muy económicos y software libre para no pagar licencias, conexiones capadas para que los alumnos utilicen el ordenador para trabajar con él...
El proyecto andaluz, que es del que puedo hablar por haber trabajado con él es una manera preciosa de tirar recursos. Ordenadores portátiles, vistosos pero poco potentes y caros, comprados a dedo. Servidores de auténtica risa. Software libre pero "de pago" en el que los repositorios estan a cargo de una empresa privada que cobra por permitir introducir un programa o driver... Un despropósito del que sólo se ve el puñetero netbook para cada niño.
En cuanto al televisor para el bosquimano, no estoy de acuerdo con Kialaya. El centro mejor equipado que conozco es precisamente una escuela (privada y cara) de educación infantil y primaria. Da auténtico gusto ver a niños de menos de 10 años utilizando el ordenador con una naturalidad que sólo se consigue si lo ven como una herramienta más, y tan normal como el lápiz de cera.