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domingo, 20 de noviembre de 2011

Las tribulaciones de un sueco en IKEA ( I )

Si algún lector no ha estado núnca en un Ikea le recomiendo que pulse aquí y escuche esto con atención. Si ya lo conoce puede seguir leyendo. Espero que hayan pasado ya los diez minutos (tolmundo pincha el enlace, fijo) Pues al lío.  Ayer sábado, jornada de reflexión, me disponía a reflexionar planchando el sofá todo el día y dándole a la tecla tuitera lo más posible. Ja! Iluso! Estás casado, tienes hijos, mujer, tareas domésticas. He de confesar que a las 8 de la mañana ya había hecho la tarea asignada para todo el fin de semana, que consistía en montar (más bien re-montar) un mueble de la cocina pachucho, pero salvo esto, yo quería descansar.
Y empezó el engaño, la confabulación judeomasónica por antonomasia, una madre y dos hijas contra un padre. Papá que me llevo el coche a la reunión del Grupo Scout, pos vale, coge la llave. Ah no, que tienes que recoger una carta en correos. Es igual, la recojo el lunes, total, lleva allí una semana. Venga, vamos a llevar a las niñas y así salimos un poco. Además tengo que ir al cajero a sacar efectivo.
Y el besugo se tragó el anzuelo, con plomo y todo. Dejadas las niñas, sacado dinero del cajero y en el momento que me disponía a ir a correos se oye la frase fatídica: -Me haría falta ir al Ikea. -¿Por?
(chantaje emocional) No tengo peluchitos en la consulta para mis niñitos, se los llevan... (tonto, tonto, tonto)
Bueno, vale, te espero en la puerta y tu subes a por los peluches...No, que me gusta ir contigo, gordi. (¿Por qué todas las parejas se llaman gordi? ¡Gordi, agarrame el bolso! (grande Tomás García) Gordi, mira que bien me cae la cortina esta que me he comprao para la boda de tu prima, etc.) Hala, llega al Ikea, aparca, paseito y la primera en la frente. Lo de vamos rapidito es una ilusión. Ya no eran los peluchitos, ahora es ver una cómoda para la casa nueva de Melilla que tengo muchas cosas. (Al final fueron dos, ya veremos)
Vale, vamos donde las cómodas. NO!!!! Hay que verlo todo! No necesito gel de baño, al gel de baño, hay 25 paraguas en casa, 2 más. Mira qué maletín más cuco, tengo 5 maletines. Seguimos, Guau! qué sofá. Ya tienes el más caro que había en Divatto (se aceptan donaciones) Mira qué mesa de cocina, no comemos en la cocina:  tu no vives en esta casa, los niños comen en el sofá viendo los Simpson o en la Facultad y yo como en la oficina. La mesa del comedor la usamos los fines de semana.
Total que venga a seguir la flecha y en cada esquina con cobertura (que eso es otra) un tuit descriptivo. Los colegas descojonaos en twitter y yo cabreado como un mono.
Lo que más me impresiona de Ikea es la fusión. Allí estamos todos representados. Desde el guiri residente que conoce perfectamente el método y los trucos de compra del sitio hasta la parejita del recóndito pueblo serrano que acaban de hacerse novios y ya están viendo muebles para la casita que se van a hacer en el pueblo. ¡Toda!, toda la fauna está representada.

Por hoy vale. continuaremos pronto con la fauna de Ikea.

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