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viernes, 15 de julio de 2011

Que 11 años no son nada

Se cumplen hoy 11 años. Tal dia como hoy hace 11 años sonaba mi móvil. Yo estaba en Cádiz, era de madrugada, sobre las 2. Me asusto, miro el visor y leo quién me llama: ¡Brother! ¿Tu no eras muy amigo del concejal del Puerto de la Torre? Si, ¿qué pasa? Que lo han matado tio. Esta tarde saliendo de su casa.
Colgué sin decir nada. y me acordé de dos cosas. Una la cara de aquel hombre bajito en altura pero grande en corazón y la conversación que habíamos tenido un par de días antes cuando se cumplían 3 años del secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco. Durante esa conversación Jose Mª Martín Carpena me explicó lo fácil que era matarle. Sabía cómo lo iban a hacer y cuando se enfrentó a su asesino le dijo lo peor que podía salir de su boca: "Gamberro".
Esto que voy a contar hoy no lo sabe nadie, jamás lo he contado. Me daba miedo sólo pensarlo. La historia es esta:  En aquellos tiempos yo era activo y activista secretario de la Asociación de Vecinos Atabal-La Barrera. Conocía a José Mª de antes de presentarse a las listas del PP. Su trabajo de Inspector de Trabajo nos unió alguna vez. Siempre tomábamos un café en el Distrito antes de cualquier reunión, charlábamos de cosas nuestras, de amigos comunes, etc. En su inmensa humildad un día me confesaba que jamás se le había pasado por la cabeza ser concejal, que iba en la lista en el número 17 por rellenar, como casi todos sus compañeros posteriores.  La ascensión de Juanma Moreno a Madrid hizo correr el escalafón, que diría el sacristán, y se encontró con el nombramiento de concejal del distrito Puerto de la Torre-Campanillas, el que llevaba Juanma Moreno. Curiosamente su muerte elevó a la concejalía al entonces anónimo Elías Bendodo.
Una de sus frases preferidas era un trozo de un chiste de Chiquito de la Calzada: .."pero si yo soy un concejal de Cuenca en Madrid" reflejaba su humildad y su convencimiento de que estaba en su puesto porque se debía a quien había puesto su confianza en él para que cumpliera. Y cumplía, como buen funcionario que era, rigurosamente.  Siempre su cámara de fotos en el bolsillo, paseando o en coche por el barrio buscando cosas que arreglar. Recuerdo haberlo encontrado una noche en mitad de la actual Av. Lope de Vega, antes Camino de Antequera, sin iluminar colocando él mismo una señal de tráfico caida, porque "álguien puede tener un accidente"
Entre uno de esos cafés el día del tercer aniversario de la muerte de Miguel Angel Blanco, le preguntaba yo por qué no tenía escolta. Después de la frase del concejal de Cuenca me dijo, y casi dibujó, lo fácil que era matarlo. La forma de salir de su casa, teniendo que rodear un bloque completo porque el coche no podía entrar hasta el portal y tenia que pasar por un callejon sin salida con un seto enfrente donde se podía esconder cualquiera. Pero ¿Quién va a querer matarme a mi? decía.

Y claro, era fácil, tan fácil que lo hicieron, a media tarde cuando salía de su casa, un hijo de puta salio del seto y le descerrajó seis tiros. Eso si, sin rencor ninguno. Delante de su mujer y su hija, para que doliera más. El pobre José Mª le insultó de la mejor manera que sabía "Gamberro" le dijjo. Ese era el talante de ese hombre. Enemigo acérrimo de algunos, o simplemente un blanco fácil para un valiente gudari emporrado hasta los tobillos. Me queda el consuelo que cuando fué detenido ese hijo  de la gran puta, sus valientes esfínteres de gudari no aguantaron y se cagó en los pantalones y se meó encima. Agachó la cabeza delante del juez de guardia y éste recomendo que le dieran una ducha al gudari.  A José Mª no se le relajaron los esfínteres, se le relajó el alma, se le vino a los pies. Se quedó allí tumbado en el suelo hasta que llegó el juez de guardia a levantar el cadáver.
Hoy su asesino probablemente esté fuera de la cárcel o a punto de salir en libertad y pasearse por su pueblo. La mujer y la hija de José Mª aún le lloran. esta tarde no iré al homenaje, ni a la ofrenda de flores. Me cuesta mucho guardar la compostura en momentos así y prefiero no liarla.  Le hago el homenaje desde aquí y ahora. Como cada 15 de julio desde hace 11 años.

Un abrazo Jose María Martín Carpena.

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